10 septiembre 2013

Jorge Gonzalez

Recién la semana pasada escuché por primera vez completo el disco homónimo de Jorge Gonzalez. Podría decir que no lo hice antes de puro pajero o dejao. Pero la verdad es que, de pura cuea, lo vine a escuchar en el momento exacto en que lo tenía que escuchar.

 

Jorge Gonzalez es el mismo tipo de antes, sigue revolucionando. Pero ahora a menor escala, a una escala personal que es más manejable y da mejores frutos. Pq este país ya no tiene por dónde, no al menos con nuestra generación que como gran cosa logró evolucionar de las cuentas de vidrio a los celulares. El tipo se reventó por años tratando de preguntarnos por qué chuchas seguimos eligiendo a los mismos weones que trabajan para los Angelini, los Luksic y los Matte. Y aun no se lo explica, pero ya dejó de intentar explicárselo.

Él ya no te grita "deja de dejarles que te metan el pico en el ojo!". Ahora te dice "puedes ser feliz, y es más fácil de lo que te han convencido que es".

Allá uno si lo escucha o no.

Es indefendible el gusto por la música de Gonzalez (debe estar re preocupao, pero seguiré mi argumento). Si uno no logra cachar la belleza que hay en una canción tan bonita y -chucha, sí- tontorrona como es aquel regalo suyo de Esta es para Hacerte Feliz, no vale la pena seguir defendiendo nada, mejor compremos chocolates. El tipo logró liberarse profundamente y usa esa libertad para experimentar (existe algo mejor?) y buscar sonidos y mezclas que parecen simples. Torpes. Como hechas por un niño.

¿O acaso será coincidencia que un tipo que tiene unas letras de la puta madre haga estas canciones infantiles? En Lluvia ("esto es lo que yo más quería / y no lo sabia hasta hoy") uno llega a verlo ahí, chapoteando feliz en el agua. Y está la lluvia, y está la playa, y está la calle, y está la luna, y está la risa, y está la música.

Hombre, Pastilla, Voluntad. Porque la ansiedad y la angustia ya no son cosas ajenas y que les pasan a los otros, las cargamos todos nosotros encima. Seguramente encontraremos cosas pa seguir pasando el rato y no lleguemos a tocar el fondo. No caeremos en el extremo de ser "unos reventaos" como lo fue Jorge. Nos mantendremos limpiecitos, y por lo mismo no sabremos ni de asomo lo que es un proceso tan envidiable de sanación y reencuentro.

 

Peeeero bueh.. sigamos maravillándonos con el Correría más riesgos de Borges. Llenémonos el pecho de amor a la vida al leerlo, encontrémosle la razón y compartamos en las redes esos y otros versos. Pensemos por un rato que de verdad podríamos vivir sin el miedo. A pesar de que en el fondo no seamos capaces de permitirnos el vivir plenos y equivocarnos, ni sepamos cómo perdonarnos ni perdonemos a los demás.

Como si a los demás les importara un coco. Sobre todo a uno que hoy juega, tan lejos de todo esto, allá en su casa en el árbol. Esa que está donde sea que él vaya.

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Dedicado a la Naty y esa caminata nocturna por San Diego después del concierto de hace algunos años.

1 comentario:

Luluces dijo...

bacán, llanitos <3, me emocioné caleta leyendo