20 octubre 2014

Morirme, como en el cine

Creo que una de las cosas más bellas que ha hecho Coppola usando cine como materia prima es la muerte de Don Vito.

La escena transcurre en el huerto de tomates que el mismo Tata Vito, tan poderoso alguna vez que manejaba Senadores, ha estado sembrando a mano. Tal como seguramente antes su humilde familia (a la que perdió siendo un niño) sembraba allá en una casita de Corleone, Italia.

Entre estos tomates Don Vito está pasando una tarde de verano, acompañado por uno de sus nietos. El abuelo le enseña a su nieto cómo cuidar las plantas, descansan y luego él se pone a jugar. Vito Corleone ya sufrió en su vida tantos dolores, demasiados, desde recibir 5 tiros en la espalda al asesinato de su familia cuando tenía 10 años, o cargar con la culpa por la muerte de Sonny, su primogénito. ¿de verdad un cáncer iba a ser TAN insoportable para alguien así? Nah… aunque tal vez de tener una muerte lenta sí le habrá pesado la conciencia… Tampoco iba a ser tan piadosa una muerte de un aneurisma o un paro fulminante, como al parecer es lo que le ocurre a Michael (es cosa de soportar ver El Padrino III). La de Vito, a diferencia de la de su hijo heredero del Don, ocurre mientras este ni contemplaba cómo fue su vida, lo buena o mala o lo triste que pudo ser. Por su mente y redes neuronales y etc, pasaba la sonrisa de su nieto con quien jugaba en ese momento. Ahí, ahí fue donde murió.

Y sí, esa es una muerte bella.

Pero lo extraordinariamente bello de lo que hizo Coppola no sólo está ahí, en la muerte de Vito. Va incluso más allá aun, porque la manera en que hizo la escena se trata en el fondo de lo que Vito le enseña a su nieto, Anthony Corleone: Que a la Muerte no le debemos temer, que existe la posibilidad de que esta llegue mientras disfrutamos de lo que sembramos.

Eso es lo profundamente bello en esa escena de Coppola. Entiendo que el niño era hijo o pariente al menos suyo, y que al grabarla sólo Brando sabía que estaban actuando, en niño no.

Y es así como -si Dios me lo concede- a mi me gustaría morir.



Me gustaría pensar que ese niño, al menos durante la infancia y adolescencia, nunca supo que se trataba de un actor (uno de los más grandes, por cierto), sino de un abuelo que se llamaba Vito. Que le haya quedado grabada esa muerte.
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